El método 

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Las bases 

Se trata de crear las condiciones para facilitar un encuentro personal y auténtico con el Señor, sobretodo durante los momentos de silencio dedicados a imaginar las escenas del Evangelio (o del texto bíblico) que se contempla. ¿Recuerdan el anónimo que le dice al ciego de Jericó « Ánimo, levántate, te llama »?  Es esto… animar y ayudar a ir al encuentro con Jesús que desea encontrarse con cada uno de nosotros. Para entender mejor, hay que probarlo primero… ¡Una experiencia, un pequeño taller y ya!


Antes de empezar la oración

_Pensar en su utilización: ¿cuándo?, ¿con qué propósito?, ¿con qué frecuencia?


_Disponer los asientos en forma de U con una alfombra (si hay) en el centro y algo que recuerda la presencia de Dios (imagen, cruz, sagrario si estamos en una capilla…).


_ en la «puerta» del lugar de oración: disponerse al encuentro con las dos preguntas que aconseja San Ignacio : ¿adónde voy? Y ¿a qué?.


Durante la oración

_ Serenar el cuerpo y ponerse en presencia de Dios.

_ Abrir los ojos y hacer la señal de la cruz.

_ Leer la historia, el texto bíblico (más que todo el Evangelio) que se va a contemplar.

_ Pedir la gracia a Jesús de conocerlo para poder amarlo y seguirlo, lo cual es un proceso lógico.

_ Entrar en la «contemplación» : son dos, tres o cuatro momentos (que corresponden a las maneras que el texto bíblico se puede dividir entenderlo y aprovecharlo de la mejor manera) que siguen el mismo esquema: 

    1° se «ilumina» la escena contemplada, es decir se dan las informaciones claves para poder imaginar de manera justa, evangélica. 

    2° se da la consigna de imaginación que debe ser clara y corta.

    3° se respeta un momento de silencio, ojos cerrados para poder imaginar


Este momento de silencio es fundamental, es el corazón mismo 

de este método. Es ahí cuando el Espíritu más toca el corazón de

 los que rezan, de manera muy personal e íntima, inspirando unas 

imágenes, unas «mociones» a la vez muy personales y muy evangélicas. 


    4° se comparte en voz alta.


_ hacer el «coloquio» :

Hacerse muy pequeños delante de Jesús y, en silencio, entrar en diálogo con Jesús, de corazón a corazón, dándole una respuesta a lo que Él nos regaló.


Terminar rezando todos juntos el Padre Nuestro.

Inmediatamente después de la oración:

_hacer un pequeño «examen de la oración» para que lo que se dio en el corazón «suba» a la mente y sea analizado para quedarse más en la memoria.

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